La lección mejor aprendida.
Tilopa permaneció con él y le dijo: - Ya has aprendido la lección, no tengo nada que enseñarte.
- ¿Me esforcé tanto en hallarlo y ahora no lo necesito?
- Sí, pues mientras me buscabas aprendías algo nuevo cada día.
- Es decir, que siempre estuviste conmigo.
- Cierto, sólo que no te diste cuenta. Es hora de retirarme y encomendar mi misión a alguien más. Tú eres el elegido; estás siempre dispuesto a sacrificarte para lograr lo que quieres, tienes valentía y coraje para enfrentar los adversidades.
Tilopa entregó a Mallú la lámpara de la sabiduría y desapareció en el cielo de esmeralda y plata.
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