“La inseguridad, obstáculo en la realización de metas”.
Es evidente apreciar a diario como miles de personas, que por dudar en sus capacidades fracasan cuando llega el momento decisivo en el que deben demostrar que se han esforzado y pueden lograrlo, tras haber pasado años luchando para alcanzar lo que se han propuesto. Dichas personas, la mayoría del tiempo, no cuentan con un proyecto que sustente sus pasos a dar en la carrera, es decir, no han elaborado una planificación que aborde con exactitud las metas firmes y claras que quieren conseguir y las vías que recorrerán para llegar a ellas. Así mismo, cada día es más alta la cantidad de personas que se estancan en el afán de triunfar, por el miedo a errar en el intento, pues además de no disponer con un plan predeterminado de vida, se creen incapaces de afrontar con idoneidad las adversidades que se le presentan. Del mismo modo, estos entes se hallan en un estado de completa frustración que les provoca actuar sin medir las consecuencias y los lleva a obrar por instinto, quebrantando sus aspiraciones; es por eso que considero la inseguridad, obstáculo en la realización de metas.
En primer lugar, es necesario saber que la inseguridad se define como “la carencia de seguridad”1 que a su vez se considera “sinónimo de incertidumbre y duda” y “antónimo de firmeza, certeza, confianza y consistencia”.2 Dicho más claramente, inseguridad es creer que se está en peligro de caer o fallar por cierta vulnerabilidad a sufrir cualquier tipo de daños o problemas y por la ausencia de recursos que lo soporten y lo ayuden a superarse. Es, sin más preámbulos, el miedo a intentar algo por el pánico a acabar en la derrota, muchas veces causado por las malas influencias de personas que viven en la ruina y la falta de autoestima que nos hace dependientes de ellas. Así mismo, “constituye una dificultad para escoger entre diferentes opciones y conseguir un objetivo determinado; es una duda constante y puede interferir en como la persona se desenvuelve en su entorno y en las valoraciones que hace de sí misma”.3
Ahora bien, tengo en consideración tomar como paradigma el cuento de la escritora de Buenos Aires, Argentina, Samanta Schweblin, titulado “Matar a un perro”, porque entiendo que el mensaje que ésta quiere plantear, está orientado a la problemática que presento, la inseguridad. En dicha narración, la joven cuentista nos narra la historia de un hombre que con el fin de ingresar a un trabajo, el instructor le pide que mate un perro para probar si es capaz de hacer algo peor, pero éste al sentir lástima en el momento en que debe pegarle el palazo que lo aniquilará definitivamente, no se muestra firme, aunque luego procede. El hombre que había recorrido largos caminos en la búsqueda del perro y luego había pasado por el tremendo desafío de pegarle al animal delante de otros caninos, no consigue el empleo y queda sumergido en una feroz jauría que lo rodea en un puerto desolado. Sin embargo, aunque este suceso es cruel y violento, la enseñanza clave que quiere transmitir es como la desconfianza en uno mismo y el miedo a reaccionar frente a diversas situaciones, nos puede desviar de nuestro propósito y nos conduce a la desgracia.
No obstante, si queremos prevenir el quedar abatidos en este mal, que arrastra a un gran cúmulo de individuos al naufragio, debemos actuar inteligentemente en la preparación de nuestras actividades, esto es, pensar todo antes de tomar una decisión, analizando cuidadosamente los factores que podrían actuar en nuestra contra. También, es indispensable elevar al máximo nuestros conocimientos y experiencias, confiando más en nuestras opiniones que en las ajenas, sin dejar de aceptar los buenos consejos que son importantísimos en el desarrollo de nuestros planes. Paralelamente, hay que imaginar como van a funcionar las cosas, tomando en cuenta las altas y las bajas que hemos obtenido a lo largo del camino y de esa manera programar nuestra actuación, asumiendo los riesgos con capacidad. Es cuestión de elegir entre llegar al éxito o eludir la decepción, aunque ambas propuestas van de la mano, puesto que, si optamos por conseguir el triunfo, de seguro estamos esquivando la derrota, pero lo más probable es que en el trayecto nos encontremos con un sin número de piedras de tropiezo, que en el caso del cuento de Schweblin, la mayor de ellas fue la pena que el protagonista sintió por el animal que agonizaba, que no le permitió proseguir con osadía y lograr su ideal.
En conclusión, la inseguridad se refleja en nosotros hasta en las pequeñas menudencias de la vida, como qué ropa usar, qué peinado hacernos, qué tarea hacer primero; hasta en las grandes decisiones como qué carrera estudiar o qué trabajo elegir. Ésta se manifiesta como una barrera que nos impide prosperar en el logro de los sueños anhelados, por tanto, es primordial la firmeza, tanto en las resoluciones pequeñas como en aquellas que requieren de más dedicación a la hora de tomarlas, ya que, todas son únicas y esenciales. A fin de garantizar un mejor desenvolvimiento en el recorrido, es conveniente además, clasificar nuestras ambiciones en orden de prioridad y poner empeño en cada
una de ellas con voluntad y diligencia, y así evadimos una gran cuantía de errores y posibles caídas. En fin, si se quiere se puede, sólo hace falta fe, propósito y determinación, condimentados con autoestima, aptitud y actitud para erradicar la inseguridad, obstáculo en la realización de metas.
Referencias bibliográficas:
(1) Gispert, Carlos. Diccionario Enciclopédico Océano Uno Color. Barcelona: Editorial Océano, 2003.
(2) Gispert, Carlos. Diccionario de Sinónimos y Antónimos Océano. Barcelona: Editorial Océano, 2003.
(3) Florenza, Teresa. Trastornos (2005). Servicio de Atención Psicológica Personalizada (SAPP). Enero 2011. <http://www.psicoteléfono.com/trastonos/inseguridad.htm>.
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