El haber puesto mi vista en estos poemas fue muy gratificante, pues cada uno de los autores poseía una peculiaridad al escribir que los hizo únicos. El poema de Erick Ruíz me pareció muy realista, de una extensión considerable, pero con exceso de comas en algunas frases, aunque no contenía faltas en la acentuación. El segundo poema no me gustó porque cambiaba bruscamente de ideas, escribía con mayúscula cuando no era necesario, tampoco escribió su experiencia al escribir el poema. El poema de Lissy Polanco tenía una buena idea, pero poseía una mala colocación de los signos de puntuación y algunas faltas ortográficas. El de Wilton Mendoza, fue muy creativo y no contenía errores en la escritura. Karla Féliz, fue muy perspicaz y original, sin incurrir en faltas. Katherine Hernández, tenía una buena rima, pero debió poner comas en algunas partes que lo ameritaban y escribir su experiencia. Priamo Encarnación, Fue muy lacónico, pero a la vez preciso y creativo, a pesar de que no redactó su experiencia al escribir el poema. Sorangel Campechano, fue muy emotiva y diferente, aunque tenía algunas faltas en la puntuación y mayúsculas donde no debía; tampoco escribió su experiencia. Por otro lado, Verónica Sánchez fue muy dinámica y contenía un vocabulario que le otorgaba belleza a su escrito, aunque debió escribir su experiencia. El poema de Junior Paniagua, fue muy ingenioso y profundo. Ámbar Munoz, fue muy jocosa y sutil al mismo tiempo, aunque contenía faltas ortográficas. Por último, está el poema de Indhira Severino, muy singular, pero con errores ortográficos en el poema y en la experiencia. No obstante, el poema que más me gustó fue el de Karla, pues fue muy interesante la manera en que encajaron las palabras en él. Además me encantó lo plasmado por ella en su experiencia. Fue muy original y no contenía faltas de ningún tipo.
viernes, 25 de febrero de 2011
domingo, 20 de febrero de 2011
Poema favorito
Ojalá que llueva....
Si tan sólo llovieran notas musicales,
que caiga un chaparrón de sotenidos y bemoles,
que caminemos por los trazos de un pentagrama
y cambiemos la armadura de clave.
Ojalá que lluevan acordes melodiosos
y nos envuelvan en un calderón
con ligadura y puntillo
con apoyatura y mordante.
Si tan sólo llovieran notas musicales,
que caiga un chaparrón de sotenidos y bemoles,
que caminemos por los trazos de un pentagrama
y cambiemos la armadura de clave.
Ojalá que lluevan acordes melodiosos
y nos envuelvan en un calderón
con ligadura y puntillo
con apoyatura y mordante.
domingo, 6 de febrero de 2011
Interpretación Argumentativa.
Ensayos basados en los cuentos de Samanta Schweblin.
El tercer grupo de ensayos inspirados en los cuentos de Samanta Schweblin fue muy convincente, pues ya no se cometieron tantas faltas ortográficas como en el segundo grupo, pero a la vez me resultó pesado leerlos, ya que fueron muy redundantes los argumentos que utilizaron los autores para sustentar sus tesis. El ensayo de Rosmary no me gustó para nada, puesto que al parecer no tenía idea de lo que estaba hablando, lo que provocó la falta de sentido en la mayoría de sus oraciones, con citas textuales que no encajaban correctamente. Sin embargo, hay que aclarar que fue encantadora la forma en que relacionó la situación del país con el cuento “La medida de las cosas”. Por otro lado, el escrito de Raymundo Solano sobre el relato de Schweblin “Mujeres desesperadas”, busca concientizar a las jóvenes dominicanas para que vivan el presente y disfruten de cada etapa de su vida. No obstante, tenía un mal uso de ciertos conectores, al mismo tiempo que perdía la concordancia de número en varias de sus frases. En última instancia, se encuentra el ensayo de Ivonne Mendoza, quien con una magnífica estructuración, un buen uso de conectores y una excelente argumentación sobre la historia de Samanta “Papá Noel duerme en casa”, logra enfocar los valores y el comportamiento de cada uno de los personajes, manteniendo la esencia desde el principio hasta el final. Por tales razones fue el que más llamó mi atención de los ensayos de este conjunto. En otro orden, si tendría que elegir cual fue el mejor escrito de los tres grupos, sin duda alguna escogería el de Rosa Méndez, pues cumple con todos los requisitos de un ensayo admirable, es decir, una extensión considerable, utilización de citas textuales acordes con el tema y bien ubicadas en él, además de una impecable puntuación y ortografía y sobre todo lo más importante, mantiene al lector enfocado y atento en sus sustanciosos argumentos.
El tercer grupo de ensayos inspirados en los cuentos de Samanta Schweblin fue muy convincente, pues ya no se cometieron tantas faltas ortográficas como en el segundo grupo, pero a la vez me resultó pesado leerlos, ya que fueron muy redundantes los argumentos que utilizaron los autores para sustentar sus tesis. El ensayo de Rosmary no me gustó para nada, puesto que al parecer no tenía idea de lo que estaba hablando, lo que provocó la falta de sentido en la mayoría de sus oraciones, con citas textuales que no encajaban correctamente. Sin embargo, hay que aclarar que fue encantadora la forma en que relacionó la situación del país con el cuento “La medida de las cosas”. Por otro lado, el escrito de Raymundo Solano sobre el relato de Schweblin “Mujeres desesperadas”, busca concientizar a las jóvenes dominicanas para que vivan el presente y disfruten de cada etapa de su vida. No obstante, tenía un mal uso de ciertos conectores, al mismo tiempo que perdía la concordancia de número en varias de sus frases. En última instancia, se encuentra el ensayo de Ivonne Mendoza, quien con una magnífica estructuración, un buen uso de conectores y una excelente argumentación sobre la historia de Samanta “Papá Noel duerme en casa”, logra enfocar los valores y el comportamiento de cada uno de los personajes, manteniendo la esencia desde el principio hasta el final. Por tales razones fue el que más llamó mi atención de los ensayos de este conjunto. En otro orden, si tendría que elegir cual fue el mejor escrito de los tres grupos, sin duda alguna escogería el de Rosa Méndez, pues cumple con todos los requisitos de un ensayo admirable, es decir, una extensión considerable, utilización de citas textuales acordes con el tema y bien ubicadas en él, además de una impecable puntuación y ortografía y sobre todo lo más importante, mantiene al lector enfocado y atento en sus sustanciosos argumentos.
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