La exposición en el Centro Cultural de España, me pareció muy interesante, ya que, la intención patente en su tema: "La diferencia es lo que nos hace ser lo que somos", es expresar que todos de una u otra forma somos diferentes. Dicha presentación, partía desde tres puntos de vista: Amparo Garrido, en sus fotografías "De lo que no puedo hablar", donde hace varias tomas de los monos del zoológico madrileño; gorilas que con sus miradas y gestos nos hacen notar el parentesco que tenemos con ellos, no en el físico, como muchos creen, sino en la forma de actuar de estos animales. Carmela García, que en sus fotografías de mujeres "I want to be", refleja la manera en que las féminas vemos el mundo y que podemos ser más de lo que la perspectiva del hombre le permite ver. No somos solo musas, madres, esposas, amantes, novias, hijas, hermanas, sino seres con criterios, objetivos y personalidad avasalladora, muchas con otro enfoque del concepto de belleza del que el hombre considera. Por último, Jesús Micó, que en sus fotografías de "Taxonomía Humana", intenta enfocar lo que nos diferencia uno del otro y que aunque seamos del mismo género poseemos rasgos únicos que nos distinguen de los demás. Eso es lo que crea el concepto de diversidad en los organismos y sus relaciones.
Ángel para una tambora.
Ángel para una tambora, del cantautor y productor dominicano de merengue, salsa y bolero, combinados con bachata y gospel, Juan Luis Guerra, es una canción que en su misión de homenajear a Ángel Andújar (Catarey), tamborero y percusionista de la orquesta de Jorge Taveras, que murió en un accidente automovilístico de gira por Venezuela, es una excelente combinación de letras y música, que me hace pensar; ¿qué mejor manera de rendirle tributo a alguien con tanto talento, si no es con una composición de tremenda altura como ésta?. Parece ser a veces, un homenaje al instrumento, (La Tambora), más que al artista. Esa es la verdadera originalidad de la canción. "Suena un ángel, viste de tambora, tierra adentro con la tumbadora, mil luceros forjan tu corona, nunca muere, ey, mi tambora", realzando la inmortalidad de este magnate músico. "Por allá por el estado de Zulia, en la parte norte de Venezuela, le nacieron alas a mi tambora y ahora vuela", porque ese fué el lugar en que Catarey pasó al descanso eterno. "Por los Andes sueña mi tambora", en alusión a que sería reconocido el intérprete, por todo lo ancho y largo del continente.
Cuento "Sennin".
El cuento Sennin, del escritor japonés, neo-realista, Ryunosuke Agutagawa, representa al igual que la mayoría de sus cuentos, la vida de cada día, y la realidad del Japón en esa época, después de la primera guerra mundial. En esta composición, breve en extensión pero grande en esencia, el autor busca una visión profunda de la moral, cuando Gonsuké expresa que "hasta su gobernante que vive en un castillo, debe morir algún día, que aunque vivamos suntuosamente volverémos al polvo, y nuestra vida es un sueño pasajero". Además, intenta destacar las intenciones de fondo en la conciencia humana, hecho notable en la explotación y la esclavitud que sufrió Gonsuké para alcanzar lo que quería. También, busca enfocar, todos los sacrificios que puede llegar a sufrir una persona, para alcanzar lo que quiere y luchar por ello sin amedrentarse en ningún momento; como Gonsuké, que creyó en sí mismo y en sus capacidades.
Cortometraje "El Columpio".
El cortometraje, El Columpio, ganador del Goya, del director de cine y guionista español Álvaro Fernández Armero, es en definitiva una verdadera manifestación artística, que particularmente me encantó muchísimo a pesar de su triste final. Es un corto que busca mantener al expectador en atención, desde el principio hasta el final. Es totalmente sorprendente la forma en que el autor representa el romance entre dos transeúntes en una parada del metro, pero por temor a no ser correspondidos, ninguno de los dos lanza la primera piedra. El jóven confirma que "la autoconfianza es la clave pero el único problema es saber dónde y cuándo se esconde esa confianza"; autoconfianza que él no posee pero cree que ella tiene. Sin embargo, ella es una mujer que "duerme sola y no tiene a nadie quien le prepare el desayuno por las mañanas", pero no se atréve tampoco a expresar sus sentimientos. Ella piensa que "no le importaría nada dormir con él, con su osito" y él piensa que "si hubiera una cuestión de electricidad, hace rato ella estuviera achicharrándose". Al término del corto, todo se queda en miradas, pensamientos y conversaciones telepáticas, nadie habla hasta que en el mismo momento en que llega el metro, quieren confesarlo todo pero ya es tarde.
Película "Men in the Chair".
La producción cinematográfica del director Michael Schroeder, me pareció muy sustanciosa, ya que, es cautivante la forma en que se presentan los hechos; la calidad es indudablemente excelente, a pesar de ser de nuestros tiempos. Es notable, que los que trabajaron en esta película, buscaban transmitir al expectador, como un jóven puede poner los pies sobre la tierra y entender que en la vida todo se puede lograr si uno se propone a hacerlo. A pesar de que, en el concurso, Cámeron Kincaid no fué el ganador físico de la beca; él ganó mucho más que eso; entendió, como le había expresado su mentor Glenn Madenn, mejor conocido como Flash, que "El brillo termina en la brea (o la acera)" y que "el mundo está lleno de personas ricas y famosas"que en realidad no han hecho nada para mejorar el mundo. Es decir, la fama no significa nada si no la has logrado haciendo algo realmente de buena calidad.
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